MI ARBOL Y YO...(UNA HISTORIA NAVIDEñA)
Calles agitadas, luces de colores, focos formando maravillosas figuras alusivas a la época decembrina, todos hablando de regalos, todos comprando esferas navideñas, luces titilantes, escarchas multicolor, aparadores con muñecos de plástico semejantes a la nieve, figuras de renos de plástico, o en películas, bolsas llenas de regalos para poner debajo del árbol - Papá, papá, (pregunta un niño) me gusta la navidad porque se dan muchos regalos, ¿ qué celebramos ese día ?. Al instante el papá de aquel niño haciendo preguntas difíciles, se quedó callado ante el jalón de orejas que su hijo le dió sin querer. -Vámonos hijo, terminemos de adornar nuestro árbol. Y aquel padre pensativo, se llevó a su hijo para terminar de adornar su arbolito navideño. Le colgaron como cientocincuenta esferas de todos colores, como siete series de luces navideñas titilantes, moños, tarjetas que enviaban y recibían de amigos y familiares, inclusive armaron un nacimiento con figuras de porcelana, rodearon en forma de espiral aquel arbolito con metros y metros de escarcha multicolor. Para la cena, un pavo (sigo sin entender porque aqui le puse pavo, se llama guajolote, cócono, pípilo, gûilo, o en su defecto, como le digo, turky-asi lo pronuncio-) relleno de carne molida con nueces, pasitas, almendras, tocino importado, bañado en puro jugo de manzana, postres, gelatinas, galletas danesas, pan dulce, un verdadero banqueta y una gran bendición. Jacinto era un niño del arrabal (no es el niño arriba mencionado) de los barrios mas pobres de la zona, aprovechaba estas épocas decmbrinas, porque sabía que vendía mas dulces y chicles para ayudar a su mamá, su vivieda, una casa hecha con postes de madera y con paredes y techos de cartón, Jacinto no conocía de manjares (aunque los veía) solo llegaba feliz después de torear los coches para que no lo atropellaran, llegaba feliz a decirle a su mamá que había vendido todo, que le había ido bien gracias a Dios. Su mamá, mujer de muchos.....(esos) valores, que le inculcó a su hijo, a pesar de que su esposo la abandonó estando embarazada y se fué con la otra; -Hijo, esta vez si tendremos árbol navideño, ven, vamos y ayúdame a adornarlo, pero antes recojamos los adornos- Se fueron a los tiraderos de la colonia, (según muy limpias, mas todos tiraban ahí su basura) y recogieron muchas latas vacías de aluminio, de refresco y cerveza, muchos envases de los que conocemos como pets, los escogieron de diferentes colores, y llevaron muchas piedritas y lazos viejos de tendederos. Atravesaron los pets de plástico con el lazo, y las latas las llenaron de piedritas,y en el pino hermoso que tenían frente a su casa lo comenzaron a adornar, los pets como esferas y también como luces navideñas, , los envases de aluminio se los colgaron como campanitas, porque, según la mamá de Jacinto, eran las que avisarían cuando llegara Santa Claus; - Y como regalo hijo de mi alma; el Amor de Dios que encarna en este abrazo que te voy a dar- Al momento de suceder todo esto desde no muy lejos, mas bien cerca, el papá del comienzo de esta historia, vió todo esto desde su coche y esto fué lo que lo hizo cambiar de actitud ante la vida, salió del profundo comercialismo en el que estaba sumido y del que se dejó llevar a pesar de tener buenos principios morales. Lloró amargamente todo el camino de regreso, se lo contó todo a su esposa y a su pequeño hijo, y lloraron todos, porque, nunca hasta ese momento, le habían agradecido a Dios por todo lo que tenían. Los tres fueron a ver a la señora y al pequeño Jacinto para convencerlos de compartir alimentos, y los convencieron, solo que, fueron dos cenas, una en la casa de tan prodigiosa mujer, y la otra en donde comerían esos manjares que tanto soñaban un día comer, no hay mas que decir no lo hay. |
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